Leyendas

EL PUENTE DE OVANDO: (imagen arriba) ubicado en el Boulevard 5 de mayo tiene una leyenda de origien pasional. La acaudalada familia Ovando, dueña de amplios terrenos en la zona, hizo construir un puente privado para poder cruzar al otro lado del río. Se dice que la familia Ovando tuvo dos hijos, un joven fuerte y una hermosa doncella quienl eligió como pareja a un joven de mediana posición, desatando así la furia del padre al considerar que estaba traicionando su linaje.

-Pero padre, yo lo amo.Exclamaba la doncella-
-¿Quieres casarte con un pobretón? ¡Primero muerto que viéndote pedir limosna en un puente!

Doblegada en su orgullo y entregada a sus sentimientos, un día en ausencia del padre, se entregó a su amado sin advertir que su hermano se encontraba oculto en un armario y con furia tras ver lo que había pasado le disparó al novio pero su hermana se interpuso recibiendo ella el impacto y perdiendo la vida. El novio sobrevivió a la bala pero el hermano lo mató con sus propias manos. Caído en luto y desgracia, el señor Ovando trató de mitigar su dolor entregándose a la bebida, lo que lo llevó a cruzar el puente a altas horas de la noche y, en un día lluvioso, distinguió la figura de una mujer a la entrada del mismo puente que pedía limosna

-¿No me reconoces, padre? dijo la voz de ultratumba- Pido limosna y la pediré a toda tu descendencia porque a manos de tu familia he muerto.

Horrorizado, el hombre trató de huir, pero no llegó lejos ya que una extraña fuerza lo arrastró a la corriente del río, cubriéndolo por completo. El cuerpo sin vida del padre fue hallado días después.

Actualmente vecinos de Analco dicen que si uno cruza ese puente pasada la media noche un espectro con forma de mujer se aparece pidiendo limosna y que, si uno entrega una moneda como tributo, puede pasar libremente y si no lo hace, es arrastrado al cauce del río y nunca se le vuelve a ver.


LA ESTATUA DE BENITO JUÁREZ: En 1906, para conmemorar el centenario del nacimiento de Don Benito Juárez, el gobierno de Porfirio Díaz ordenó a los gobernadores de los estados la construcción de una estatua en su honor.

En Puebla se hizo una réplica sólo de la cabeza de Juárez. Cuenta la leyenda que el cuerpo de la estatua que vemos hoy en la glorieta de la 25 Sur, pertenece a George Washington, presidente de los Estados Unidos. El cuerpo se encontraba en las bodegas del Colegio del Estado (actualmente Benemérita Universidad Autónoma de Puebla – BUAP)

Inicialmente la estatua se colocó en la Plazuela del Señor de los Trabajos, frente al Ferrocarril Mexicano (12 Poniente y 11 Norte). En 1921 fue trasladada a la Av de la Paz (actualmente Av. Juárez) y 25 Sur, lugar que ocupa hasta nuestros días. En esos tiempos, al monumento también se lo llamó «el milpero» porque se encontraba realmente entre las milpas.

   

Si observamos el cuerpo de la estatua veremos que tiene un bastón pero Don Benito Juárez no usaba bastón.

Otro detalle curioso de este monumento data de mediados del siglo pasado. La estatua está hecha de hoja de lata lo que hace que cuando sopla el viento se produzca una especie de silbido. La gente de la zona comenzó a decir que Benito Juárez silbaba en las noches.

En la actualidad aún quedan enigmas sin resolver: dónde está la cabeza de George Washington? por qué sólo se encontraba el cuerpo en las bodegas del Colegio del Estado? por qué no se elaboró el cuerpo de Benito Juárez?


LA FUNDACIÓN DE PUEBLA: La leyenda narra que el primer obispo de la Nueva España, Fray Julián Garcés, tuvo un sueño recurrente. Se soñaba caminando y buscando el lugar donde fundar la ciudad. Y después de un largo camino veía al final del trayecto un hermoso valle color esmeralda cruzando por los ríos cristalinos. En su sueño podía ver como el hermoso lugar se llenaba con la luz del cielo y para terminar veía bajar a los ángeles quienes en su vuelo comenzaban a trazar la ciudad. Es por esto que se le conoce también como la Angelópolis.

Al despertar de tan hermoso sueño reconstruyó todo lo que había soñado y se sintió poseído de una revelación divina, y después de que celebró misa, llevó a los religiosos del convento de San Francisco para comunicarles la buena nueva. Pidió que los acompañaran a buscar tan hermoso lugar, después de que habían caminado 5 leguas se detuvo y dijo: «Este es el lugar que me mostró el Señor donde quiere que se funde la ciudad»


CHILES EN NOGADA: Se dice que eran tres hermanas de la ciudad de la Puebla de los Ángeles. Al entrar al ejército trigarante la familia se encontraba en la ciudad de México, por lo que asistían a las diferentes recepciones y festividades que le ofrecían a don Agustín de Iturbide y a su guardia, en una de esas reuniones las tres hermanas fueron enamoradas por apuestos oficiales a quienes correspondieron, no se imaginaban que muy pronto don Agustín de Iturbide visitaría la ciudad de Puebla. Al darse cuenta las hermanas de la visita que haría este señor, le preguntaron a sus prometidos la fecha en que llegaría la forma en que podrían halagarlo, uno de ellos respondió que llegarían el… 2 de agosto de 1821 y que don Agustín le gustaban los guisos regionales pero al pensarlo bien las 3 señoritas se dieron cuenta que se habían metido en una gran problema pues ninguna de ellas sabia cocinar.

Se dirigieron al templo de las madres contemplativas del convento de Santa Mónica que eran magnificas cocineras. Las religiosas en el convento platicaban sobre el platillo original que querían las señoritas, pues en la elaboración llevarían productos y colores de la bandera mexicana.

El 2 de agosto llegó don Agustín de Iturbide a la ciudad de Los Ángeles, en el banquete le sirvieron el exquisito platillo de los chiles en nogada, sorprendiéndose el libertador de este excelente platillo barroco, en Puebla el 28 de agosto de cada año día de san Agustín se sirve este platillo



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LA CHINA POBLANA: Se supone que a pedido de Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves y virrey de Nueva España, un mercader trajo desde Filipinas una jovencita indostana que debía estar al servicio personal del virrey.

Esta niña, llamada Mirra, fue raptada por piratas portugueses y llevada a Cochin, en el sur de la India. En ese sitio, escapó de sus raptores y se refugió en una misión jesuítica, donde fue bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. Mirra fue raptada nuevamente por los piratas que la habían sacado de su casa natal, y en Manila la entregaron a quien luego la llevó a la Nueva España. Pero habiendo desembarcado en el puerto de Acapulco, en lugar de entregarla al marqués de Gelves, el mercader la vendió como esclava al poblano Miguel de Sosa por diez veces el valor que el virrey había prometido por ella.

Catarina de San Juan, o Mirra, siguió vistiendo a la manera de su India natal, embozada, con un sarí que le cubría el cuerpo completo. Se supone que esta manera de vestir fue la que dio origen al traje de china. Unos pocos años después de su llegada, Miguel de Sosa murió, dejando en su testamento la orden de manumitir a la esclava.

Fue recogida en un convento, donde se dice que comenzó a tener visiones de la Virgen María y el Niño Jesús. Catarina de San Juan murió el 5 de enero de 1688 a la edad de ochenta y dos años.

En Puebla de los Ángeles se le rendía veneración como santa, hasta que en 1691 la Santa Inquisición debió prohibir las devociones populares. En la actualidad, el Templo de la Compañía, en Puebla, es conocido como La Tumba de la China Poblana, puesto que en su sacristía reposan los restos mortales de Catarina de San Juan.


CASA DEL QUE MATÓ AL ANIMAL: Al pasar frente a la casa no. 201 de la avenida 3 Ote. es recomendable detenerse para admirar la interesante construcción y que guarda la siguiente leyenda.
Este inmueble perteneció al señor Pedro de Carvajal, la vida lo había colmado de grandes fortunas y respeto, pero esta le arrebato lo mas preciado que poseía, a su hermosa y joven esposa que murió cuando daba a luz a su segundo hijo varón. A su hija de 15 años de edad, los jóvenes de la nobleza la seguían y los plebeyos le dirigían miradas de admiración a su belleza, pero todos eran indiferentes para ella.

Una vez cuando todavía no oscurecía, se apareció un monstruo en una fiesta ante el terror de todos los presentes, dirigiéndose hasta la casa de Carvajal, donde se comió a su hijo que se encontraba jugando mientras que su hija Teodora se encontraba en amena charla con su enamorado.

Al darse cuenta el señor Pedro de esta tragedia ofreció grandes riquezas a aquel que capturara a la bestia, transcurrió el tiempo y un día que había una fiesta hizo su entrada triunfal el novio de Teodora montado en un brioso corcel dirigiéndose a la calle de la citada casa para colgar la cabeza de la bestia.

Se cuenta que el señor Virrey de la Nueva España lo nombró noble, por su hazaña y obtuvo la mano de Teodora.


POPOCATEPETL E IZTACCÍHUATL: En la mitología azteca, Popocatépetl fue un valiente guerrero quién amaba a la doncella Iztaccíhuatl.

Existen diversas versiones de la misma leyenda. En una de ellas se cuenta que la doncella era una princesa, la cuál por ser la más hermosa sería sacrificada a los dioses para las buenas cosechas, sin embargo el guerrero la amaba y no podía permitir que la sacrificaran, así que para evitarlo debía huir con ella, pero cuando escapaban los guardias los descubrieron, y una flecha hirió a la princesa.

Su amado la tomo en brazos y continuó corriendo, una vez lejos, a salvo, la recostó sobre el campo, jurándole que la cuidaría por siempre, que esperaría hasta que ella despertará de su sueño, para poder continuar viviendo su amor. Pero ha pasado tanto tiempo que los campos y la nieve los han cubierto.

Otra versión dice que el padre de Iztaccíhuatl (Tezozómoc) lo mandó a la guerra en Oaxaca, prometiéndole la mano de su hija si este regresaba victorioso (lo cual el padre de Iztaccíhuatl supuestamente no creía posible).

Iztaccíhuatl recibió noticias de que su amado había muerto en batalla y ella murió de pena. Cuando Popocatépetl regreso y se enteró del trágico destino de su amada, él también murió de tristeza por haberla perdido. Los dioses se conmovieron de ellos y los cubrieron con nieve para transformarlos en montañas.

La montaña Iztaccíhuatl fue llamada «La mujer blanca» ó coloquialmente «mujer dormida», ya que su perfil asemeja a una mujer que yace acostada. Popocatépetl fue convertido en un volcán, que arroja fuego sobre la tierra con una rabia ciega por la pérdida de su amada.


MOLE POBLANO: La historia del mole se remota a la época precolombina. Se narra que los aztecas preparaban para los grandes señores un platillo complejo llamado «mulli», que significa potaje o mezcla. Hay varias versiones sobre el origen del mole como lo conocemos actualmente. Una versión ubica al mole poblano en el convento de Santa Clara en la ciudad de Puebla, capital del estado de Puebla (México) cuando una monja molió diferentes chiles y otros condimentos juntos en un metate.

Estas monjas mantenían voto de silencio, por ello durante la mayor parte del día no podían hablar y cuenta la historia que el aroma de los ingredientes que la monja molía en la cocina eran tan agradables, que todas las monjas dejaron sus actividades para ir a ver de donde provenía ese aroma tan delicioso, viendo lo que pasaba, la madre superiora rompiendo el silencio que debía guardar, dijo: «Hermana, ¡qué bien mole!», con lo cual provocó las risas de las demás hermanas que le corrigieron diciendo: «Se dice: ¡qué bien muele!, hermana» y es por ello que se llamó Mole a este platillo.

Otra versión cuenta que el Mole Poblano (cuya receta original utilizaba cerca de un centenar de ingredientes), fue creado en Puebla de los Ángeles en el siglo XVII por la Madre Andrea de la Asunción, monja dominica del convento de Santa Rosa con motivo de una celebración.

Cuenta otra leyenda, que en una ocasión Juan de Palafox, virrey de la Nueva España y arzobispo de Puebla, visitó su diócesis, un convento poblano le ofreció un banquete, para el cual los cocineros de la comunidad religiosa se esmeraron especialmente. El cocinero principal era fray Pascual. Ese día estaba particularmente nervioso y comenzó a reprender a sus ayudantes, en vista del desorden que imperaba en la cocina. El mismo fray Pascual comenzó a amontonar en una charola todos los ingredientes para guardarlos en la despensa y era tal su prisa que fue a tropezar exactamente frente a la cazuela donde unos suculentos guajolotes estaban ya casi en su punto. Allí fueron a parar los chiles, trozos de chocolate y las más variadas especias echando a perder la comida que debía ofrecerse al Virrey. Fue tanta la angustia de fray Pascual que éste comenzó a orar con toda su fe, justamente cuando le avisaban que los comensales estaban sentados a la mesa. Un rato más tarde, él mismo no pudo creer cuando todo el mundo elogió el accidentado platillo.

No obstante, lo seguro es que el mole no es producto de una casualidad, sino el resultado de un lento proceso culinario iniciado desde la época prehispánica y perfeccionado en la Colonia, cuando la cocina mexicana se enriqueció con elementos asiáticos y europeos.

Autor entrada: CorazóndePuebla