El pasado pre-hispánico del estado de Puebla es imperdible. Comenzando por la majestuosa zona arqueológica de Cholula con la Iglesia de la Virgen de los Remedios edificada sobre la pirámide más grande del mundo y sus 8 km de túneles que se pueden visitar y recorrer. Cantona, majestuosa y poco promocionada. Más discretas pero no menos importantes son Yohualichan, Tepexi y las recientemente abiertas al público: Tehuacán el Viejo y Teteles de Santo Nombre con sus respectivos Museos de Sitio.
Te damos la bienvenida a la inmensa riqueza arqueológica de nuestro bello estado.
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CHOLULA
CHOLULA deriva del náhuatl Cholollan: «agua que cae en el lugar de huida». Es de uno de los asentamientos más antiguos de México y ha sido habitado, de manera ininterrumpida, desde el siglo V antes de Cristo hasta la actualidad. Se le considera la ciudad viva más antigua de América. Sin embargo su importancia en Mesoamérica fue variable a lo largo de los dos mil años de historia de las civilizaciones de América central.
En Cholula se encuentra la pirámide más grande del Mundo con 430 a 460 metros por lado y con una altura de más de 60 metros. Para darnos una idea del tamaño, en la base de esta pirámide entraría dos veces la Pirámide del Sol de Teotihuacan. Su construcción se remonta al siglo I A.C.
Se dice que cuando Hernán Cortés llegó a Cholula este vestigio ya estaba oculto. Aunque los españoles descubrieron tiempo después que en las entrañas de aquel montículo había una pirámide, pensaron que acabar con una obra de tal magnitud era superior a sus fuerzas, por lo que decidieron edificar encima de la pirámide una iglesia, que en 1594 ya estaba dedicada a la virgen de Los Remedios.
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El Museo de Sitio de Tehuacán es la introducción al conocimiento de esta zona arqueológica que fue considerada el centro de culto y cabecera política más importante de la región durante el periodo Posclásico, de manera que la arquitectura de Ndachjian o Tehuacán data del años 1000 d.C. al 1456 d.C., aproximadamente.
El pueblo fue edificado en 1345 a orillas del manantial Ahuelican. Algunas tribus chocho-popolocas procedentes de Coapan se establecieron en Calcahualco, lo que hoy es conocido como Tehuacán Viejo. Algunos hallazgos arqueológicos demuestran que la zona fue habitada por comunidades 8500 años a.C. En el Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Tehuacán Viejo, inaugurado en 2017, las más de 80 piezas arqueológicas en exhibición son resultado de más de 20 años de investigación en el sitio, un proyecto liderado por la arqueóloga Noemí Castillo.
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CANTONA
El sitio abarca cerca de 12 kilómetros cuadrados; para su estudio se dividió en tres amplias unidades y se trabajó la parte sur, que es la mejor conservada; en ella se encuentra la Acrópolis (área donde se localizan las principales estructuras que dieron albergue a los poderes políticos, económicos y religiosos), resultando, por tanto, una buena muestra del asentamiento. De acuerdo con los trabajos, Cantona estaría ubicada cronológicamente entre los años 600 y 1000 de nuestra era.
Su esplendor coincide con la caída de las principales urbes del horizonte Clásico (incluso se piensa que tuvo algo que ver con el derrumbe de Teotihuacan al obstruir el paso de productos de la costa al altiplano) y con la llegada de pueblos bélicos que pronto se apoderaron y dominaron México.
La conformación del sitio se integra por infinidad de patios de aproximadamente 50 x 40 metros, o aún mayores; en algunos de ellos se encontraron talleres de obsidiana y cantera, por lo que se deduce una clara división y especialización del trabajo de sus habitantes. Según García Cook, la población rural se asentaba en las áreas bajas, dejando las intermedias a la gente con rango social y, finalmente, en la parte superior, se ubicaban los templos, juegos de pelota y las viviendas de jefes y dirigentes.Por otra parte, las evidencias señalan que los patios eran lugares de residencia de distintos grupos familiares que integraban la ciudad de Cantona; es tal la cantidad, que en el sector V se detectaron 620 patios y 997 montículos, incluyendo unidades habitacionales, adoratorios y pirámides
En su arquitectura está ausente el estuco como elemento decorativo, aunque posiblemente pudo usarse lodo para unir la roca volcánica, además de la técnica de colocar piedra sobre piedra (comúnmente llamada unión a hueso) que da forma a las bardas, callejones, plataformas y demás estructuras arqueológicas.
El acceso por Veracruz puede ser tomando el camino que se encuentra en el extremo norte de la carretera federal Xalapa-Acatzingo, justo en donde termina este estado e inicia el de Puebla.
Cantona se localiza al norte de la Cuenca de Oriental, entre los municipios de Tepeyahualco y Coyoaco, Puebla; viniendo del Distrito Federal por la autopista México-Orizaba, se llega a la caseta de Amozoc, se sigue la carretera federal que va de la ciudad de Puebla a Oriental, de esta población se toma la desviación a Tepeyahualco y de allí se sigue el camino que conduce hasta el sitio.
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TEPEXI
Tepexi el Viejo fungió como cabecera de uno de los señoríos popolacas más importantes que controlaron el sur de lo que ahora es el estado de Puebla durante el periodo Postclásico (1200-1500 d.C.), este pueblo mantuvo estrecho contacto con Teotihuacan, pues fueron los popolacas los productores de la cerámica «anaranjado delgado» que era comercializada por la gran urbe.
Esta fortificación presenta cinco áreas, sobre los que se emplazan las plataformas, montículos piramidales, zonas residenciales, atalayas y tumbas. En cada una, será posible encontrar áreas ceremoniales donde se encuentra el montículo piramidal más importante en el centro, y otro más pequeño en el extremo oeste. Al noroeste de este sitio se caracteriza por sus construcciones residenciales, de las cuales aunque quedan restos de cimientos y partes de los muros se combina el sistema de cuartos con patios y accesos en forma de «L».
Fuera del recinto amurallado, al norte, se encuentra un aljibe, el cual se supone que mediante un sistema de drenaje en las plazas, se recolectaba el agua de lluvia.
La fortaleza tiene solo un acceso natural hacia el sur. Fuera del recinto amurallado, a unos seis kilómetros, aún se encuentran restos de cinco pequeños asentamientos relacionados con el principal, a los cuales se les conoce como subsidios; uno de estos subsidios corresponde a la faja de un terreno al oeste de la muralla, donde el cerro desciende y se le conoce como La Península; se trata de una zona habitacional donde abundan los restos cerámicos.
Dos sitios mas quedan al sur, junto al acceso natural al sitio: uno de ellos solo presenta restos cerámicos, muy erosionados por ser campo de cultivo moderno; el otro presenta construcciones aún de pie, erigidas con el mismo sistema que las del recinto amurallado
Los subsitios restantes se ubican, uno al norte, y el otro sur, ambos se hallan flanqueados por profundas barrancas.
El sitio se localiza al sureste de la ciudad de Puebla, capital del estado del mismo nombre. Su acceso es por la carretera federal número 150, la cual se dirige a Tepeaca; nueve kilómetros después se toma la desviación que lleva a Tepexi de Rodríguez; dos kilómetros adelante, al pasar la ranchería Moralillo, parte una brecha que lleva al sitio.
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YOHUALICHAN
Este lugar se asemeja mucho a la ciudad prehispánica de El Tajín, en Veracruz. El nombre de Yohualichan proviene del náhuatl y significa “lugar de la noche”. Este lugar es un antiguo centro ceremonial de la cultura totonaca, se localiza al noroeste de Cuetzalan, a 190 kilómetros de la ciudad de Puebla.
Se cree que fue fundado a inicios del periodo Clásico (0 a 900 después de Cristo) y se abandonó a la mitad del Posclásico (900 a 1519 después de Cristo) debido a las primeras expansiones de grupos nahuas del centro, empezando por la conquista tolteca, posteriormente la chichimeca y por último el terrible dominio económico de los mexica de Tenochtitlan, quienes arrojaron hacia la costa los últimos vestigios totonacas de esta área.
Este asentamiento se posa sobre las elevaciones de la Sierra Madre rumbo a la cota veracruzana, se encuentra aproximadamente a 700 metros sobre el nivel del mar. Sus ruinas constan de una plaza rectangular, alrededor de la cual hay cinco montículos o pirámides con distinto números de basamentos y vestigios de templos en sus cimas. Aunque no todos los montículos se han excavado, se aprecia con claridad una unidad de estilo primordialmente dada por los nichos que horadan los basamentos piramidales.
En la construcción de los edificios se utilizaron materiales que abundan en la región; se trata de rocas que se obtienen con mucha facilidad de las canteras y que permiten obtener bloques que requieren de trabajo para tallarse. En el juego de pelota hay bloques de más de tres metros de largo, para los laterales y para las cornisas de las estructuras. Todas las estructuras estuvieron revestidas de una gruesa capa de estuco burdamente terminada, sin embargo quedan evidencias de que en los tableros hay restos de pintura así como elementos en forma de greca realizados sobre la argamasa en los taludes.
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En la parte posterior del templo llamada de “La Greca”, pero a un nivel superior al de la plaza, se encuentra el Juego de Pelota, uno de los más grandes que se conocen en Mesoámerica, pues la cancha mide cerca de 90 metros de largo. La existencia de éste se explica por el hecho de que, para todos los antiguos pueblos mesoamericanos, este juego era uno de sus principales ritos, ya que al golpear la pelota los participantes intentaban reproducir el viaje de los astros por el cielo. Esta tipificado dentro de los juegos con planta en forma “I”, aunque sus cabeceras no tienen la forma tradicional, ya que por el norte la constituye el propio edificio de “La Greca” y por el sur un elemento aún no bien definido.
Existen escalinatas tanto en el norte como en el sur de cada lateral, seguramente para acceso de los espectáculos al tradicional deporte del Tlachtli que se jugaba con una pelota de hule macizo que podía ser golpeada con los brazos, piernas y caderas, pero no con las manos ni los pies; la habilidad de los contendientes se demostraba en no dejar morir el bote de la pelota y poder mandarla al área contraria.Estas ruinas recuerdan mucho a la ciudad prehispánica de El Tajín, en Veracruz, la cual se encuentra a tan sólo 60 kilómetros de ésta. Se parece al Tajín en los nichos de los basamentos y las grecas que decoran el talud de la pirámide mayor de Yohualichan. Ambos sitios pertenecieron a la cultura totonaca, y es de suponerse que sus relaciones fueron estrechas, a través de rutas prehispánicas de las que quedan algunos rastros. Las palmas y yugos de piedra, la cerámica y la arquitectura son testimonios de que formaba parte primordial del antiguo Totonacapan, cuyas cabeceras principales fueron ciudades como el Tajín, Cempoala y Misantla. Yohualichan es de gran interés ya que en este lugar se comprueba la antiquísima presencia de grupos de la costa en la región de la sierra nororiental de Puebla.
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TEPATLAXCO
La zona arqueológica se encuentra asentada sobre la ladera sur del cerro Totolqueme del poblado de San Cristóbal Tepatlaxco.
El resto del sitio está integrado básicamente por un conjunto ceremonial formado por mas de ocho estructuras, no faltando además algunos montículos de menores dimensiones que se encuentran alejados pero que sin embargo son parte de la misma. El hecho de estar construido sobre las faldas de un cerro, con una pendiente bastante pronunciada así como la existencia de profundas barrancas a ambos lados, hacen que las estructuras pasen un tanto desapercibidas; sin embargo resaltan por su forma y altura.
Siendo Tepatlaxco una zona bastante extensa por lo disperso de algunas de sus estructuras, la visita se inicia en el área ceremonial integrada por el Montículo A, con sus nueve metros de altura y 36 de base es una de las estructuras que se exploraron en 1980 y que muestra evidencias de una ocupación anterior, ésta se hace notable sobre todo en el lado sur en donde es visible un talud construido en su parte central con tepetates y piedras careadas.
El llamado Talud Este, localizado a escaso 6 metros al oriente del Montículo A, consiste en una gran plataforma rectangular de nueve metros por setenta metros de alto aproximadamente, al igual que el anterior, muestra aún restos de recubrimiento en las partes interiores de la estructura, así como evidencias de una escalinata central integrada por cinco peldaños..
El Totolqueme, se trata de una estructura de forma circular, que se localiza en la parte superior del cerro de Totlqueme y es visible tanto desde el área ceremonial, como desde la carretera que da acceso al sitio.
La zona estuvo poblada entre el año 300 a.c. y el 600 d.c. considerándose un sitio fortificado de influencia Olmeca. Dista de la ciudad de San Martín 2 kms. al norte; para llegar a ella se toma la carretera libre a México, 1 km. después, está el pueblo de San Cristóbal Tepatlaxco, aquí se desvía a la derecha y continúa un kilómetro de terracería hacia el cerro Totolqueme siguiendo los señalamientos que lo llevarán hasta el lugar. No hay museo ni restaurantes o servicios de sanitario; para comer e informarse es preferible retornar a la ciudad de San Martín.
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TETELES DE SANTO NOMBRE
Los lugareños se refieren a este sitio como “Los Teteles” que significa «montículos de tierra» y sus antiguos habitantes pueden ser los antepasados de los actuales grupos indígenas popolocas. Se hallan 20 montículos y una piedra gigantesca donde al parecer estaba trazado un mapa del México prehispánico.
La zona arqueológica está ubicada en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez a 90 km. de la ciudad de Puebla y a 40 km. Desde allí se ven las cumbres del Popocatépetl, el Pico de Orizaba y la Malinche y tiene una superficie de más de 51 hectáreas donde existen varias pirámides de estilo teotihuacano.
La pirámide más grande tiene más de 22 metros de altura y la zona presenta ciertas similitudes arquitectónicas con la antigua Teotihuacan: hay un conjunto de tres templos (la llamada Plaza Gran Altar donde se realizaba intercambios con otras regiones más lejanas, como la Costa del Golfo y Oaxaca), a lo largo de la Calle de los Muertos enTeotihuacan existen 23 conjuntos de este tipo. Son varias las piramides ya descubiertas en Teteles mismas que se encontraban ocultas por la vegetación.
Según los arqueólogos, la última cultura que pobló la zona realizó alteraciones, para “ir cerrando espacios» e impedir que extraños tuvieran acceso a sus dominios, esto lo intentaron al incinerar algunos productos que se dan en la zona como maíz, frijol, calabaza, chile y otros alimentos, junto con cuentas de collar, vasijas, incensarios, sahumadores, conchas y caracoles marinos.
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